martes, 28 de enero de 2014

Maximiliano I.



El propósito de esta entrada es probarme a mi mismo que era capaz de subir una imagen de internet al blog.

He de reconocer que no ha sido fácil, así que deduzco que no he seguido el camino más corto. Tendré que acudir a mis técnicos en la materia en busca de ayuda .

Es un retrato del pintor alemán Alberto Durero (muerto siglos ha, así que entiendo que se ha extinguido todo derecho de propiedad intelectual, en el supuesto improbable de que los dueños del cuadro sean seguidores de este blog, y si así  fuera , les pido disculpas de antemano, por si vale de algo), del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Maximiliano I de Habsburgo.

La escogí porque he leído recientemente que este emperador tenía fama  por dos rasgos personales, valorados ambos, claro está, según los cánones de su época.

El primero era el ser muy bello. No en vano era  padre de  Felipe, Rey de Castilla,  conocido como "el Hermoso", que eso de la belleza es muchas veces cosa de familia, quien era, como es sabido, marido de la Reina Juana, conocida a su vez como "la Loca" (quizás también cosa de familia, aunque al parecer no lo estaba tanto).

Era por lo tanto Maximiliano I el abuelo del emperador Carlos V de Alemania y I de España (que no "Uve de Alemania y Palote de España", según escuché una vez en un CD recopilatorio de gazapos radiofónicos).

Y llevado por la curiosidad sobre su  fama de  gran belleza lo busqué en la Wikipedia, y bueno, no es que esté mal, pero nada, no me meto en más profundidades.

Por cierto que está comiéndose lo que a mí me parece una naranja, que comer naranjas en los países norte era, en aquella época, cosa reservada a los más ricos del lugar.

El otro rasgo principal del Emperador Maximiliano era el ser muy pudoroso, pues por ejemplo se negó siempre a emplear el trono como "silla de servicio", para realizar lo que se conocía antiguamente como "sus menesteres", lo cual era, en la época y entre los reyes, una verdadera excentricidad, aunque me atrevo a suponer que, por  inusual que fuera, sus cortesanos no dejarían de agradecerle el gesto.

Toda esta información la he sacado de los Ensayos de Michel de Montaigne, jurista, filósofo, literato y noble francés, de ascendencia española por vía materna , pues su madre provenía de una familia de judíos sefardíes, expulsados de España, quien después de una carrera en la judicatura, a sus treinta y ocho años, siendo rico por su casa, se retiró del mundanal ruido, para escribir sus Ensayos, precursores en el estilo de los modernos blogs.

Pronto sigo con lo mío.

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